Conoce cuál es el rol de estos alimentos en tu cuerpo y otros detalles que debes tener en cuenta para consumirlos.
Una cosa parece estar establecida: la leche y sus derivados son un alimento de alto valor biológico pues cuentan con una presencia fuerte de todo tipo de nutrientes. Desde carbohidratos, grasas y proteínas hasta vitaminas y minerales se encuentran en su estructura. Además, es una excelente fuente de calcio y tiene aminoácidos esenciales y oligoelementos —como azufre, hierro, cobre, manganeso, flúor, cobalto, y yodo—, componentes que son difíciles de encontrar en otros alimentos.
En tu organismo, eso se traduce, principalmente, en el normal funcionamiento de los huesos, en la contracción correcta de los músculos y en una transmisión nerviosa ideal. En otras palabras: los nutrientes en la leche ayudan a que tu cerebro, tu hígado, tus huesos y tus músculos trabajen correcta y rápidamente.
Sin embargo, en algunas personas puede provocar síntomas de intolerancia como distensión, inflamación, dolor, retorcijón, reflujo y gases. Es importante que identifiques si este es tu caso pues indicaría que tu organismo no crea las enzimas necesarias —particularmente la lactasa— para procesar la lactosa, el azúcar natural de la leche. Una de las medidas que puedes tomar al respecto, es consumir versiones deslactosadas, a las que se le agregan o se le eliminan ingredientes que facilitan su digestión.
Encuentra postres balanceados en www.recetasnestle.com.co
¿Tienes dudas sobre este tema? No dudes en comunicarte
con nuestros expertos a través del live chat.