Anatomía de un desayuno saludable

Por más acelerada que sea tu mañana, antes de salir de casa, procura siempre desayunar.

Las abuelitas suelen decir que “el desayuno es la comida más importante del día”. Tienen razón. Cuando decides ‘saltarte’ esta primera comida, tus niveles de azúcar en la sangre se desestabilizan, lo que te produce irritabilidad, cansancio, mareos, falta de concentración y es probable que sientas más antojos a lo largo de la jornada.

¿Otra consecuencia de no desayunar? Al mantenerte en un ayuno prolongado, se activan hormonas, como la grelina, que hacen que todo lo que comas después de cierto tiempo se convierta en grasa. La razón es simple: tu cuerpo, que está en modo supervivencia y que no sabe cuánto tiempo aguantarán sus reservas para funcionar, empieza a ‘guardar’ cada alimento ‘por si acaso el ayuno empieza de nuevo’.

Si miramos la otra cara de la moneda, los beneficios de desayunar son múltiples: ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre, reduciendo el riesgo de padecimientos como la hipoglucemia; pone a trabajar el metabolismo por lo que te sentirás enérgico y concentrado; contribuye al normal funcionamiento de la digestión, entre otros. Lo ideal es ingerir alimentos en los primeros 40 minutos de la mañana para iniciar el día con el pie derecho.

Ahora bien, seguramente te estarás preguntando ¿Qué tipo de alimentos conforman un desayuno ideal? Pues bien, ¡toma nota!

Cereales

Los carbohidratos complejos, como el pan integral, la arepa o la avena, son esenciales para un desayuno balanceado. Estos alimentos te proporcionarán energía y te harán sentir lleno durante varias horas, por lo que seguramente ya no sentirás tantas ganas de picar entre comidas. El consumo frecuente de cereales integrales, que son los que aportan fibra, te ayudarán a normalizar el funcionamiento de tu tránsito intestinal.

Proteínas magras

El huevo es, por excelencia, el rey del desayuno. Es alto en proteína, aporta alrededor de 80 calorías por unidad, y contiene todos los aminoácidos esenciales que tu cuerpo necesita para la formación de órganos y tejidos. Otras opciones de proteína para el desayuno son el jamón bajo en grasa, las legumbres y las nueces.

Lácteos

La leche, el queso y el yogur son buenos ejemplos. Estos alimentos también son altos en proteína, pero además contienen calcio, un mineral esencial para el fortalecimiento de los huesos y los dientes.

Frutas y verduras

Según los expertos, una persona debe consumir cinco porciones de frutas y verduras cada día, para garantizar la ingesta suficiente de vitaminas y minerales esenciales para una buena salud. La papaya —alta en vitamina C—, la piña — diurética — y las fresas —con bajo índice glicémico y pocas calorías— combinan muy bien con los cereales y lácteos al desayuno. En cuanto a las verduras, se pueden incluir en platos como un omelette de vegetales o, inclusive, en un sándwich.

Café, chocolate o té

Los tres son ricos en antioxidantes y, al ser bebidas estimulantes, son ideales para consumir en la mañana pues te ayudarán a despertarte y a sentirte más enfocado y productivo.

 

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Redacción: clarabaldacci

Fecha de publicación: Mié, 29/07/2020 - 16:51

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